En una otoñal tarde de 1990, en la antigua imprenta de la Torre Chica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo vio la luz el primer experimento editorial de un grupo de (entonces) estudiantes de arquitectura de la Universidad de Chile. La revista se llamó «Anarkitectura», un magazine multifocal cargado de efervescencia juvenil, en el cual la «componente arquitectónica» se instalaba en mundos artísticos complementarios, como el cine, la poesía, el comic y la música gótica, alcanzando en total tres entregas con una periodización anual.
Paralelamente se inició una larga serie de ediciones del «Ajolote», un ligero boletín que fue tomándole intuitivamente el pulso, con humor e irreverencia, a la enseñanza de la arquitectura y, en general, al devenir de los protoarquitectos en la ciudad (real e imaginaria). Hasta el año 1998 se contaron 43 números, con un público cautivo y expectante a los lanzamientos, algunos de ellos con gran parafernalia, en tanto otros sustancialmente más encubiertos (como el del ya mítico número 1, o la edición doble 5-6).
Finalmente, un tercer proyecto editorial se fraguó al alero de este mismo grupo, bajo la denominación «Arrebato Urbano». Se planteó como un dossier más experimental de textos e imágenes personales enfrentadas al espacio arquitectónico en la ciudad.
Contreras, M.A.; Bifani, D. y Raynaud, C. (eds.) (2008). Gran índice temático del ocio del arquitecto.